El debut olímpico de Nacho Baltasar y la clase IQFoil

El windsurf entró a formar parte de la familia olímpica en Los Ángeles 1984, variando su denominación a lo largo de los años desde el Windglider hasta el iQFOiL pasando por el Lechner, el Mistral o el RS:X en función del modelo de tabla. En RS.X Femenino, la española Marina Alabau obtuvo la medalla de oro en Londres 2012.

Tanto para el regatista del Club Nàutic Sa Ràpita, Nacho Baltasar como para Pilar Lamadrid, nuestros representantes en categoría masculina y femenina respectivamente, estos serán sus primeros Juegos.

Nacho Baltasar, el más joven del equipo español, disputará sus primeros Juegos Olímpicos con 19 años. Su escalada en los distintos niveles de la categoría ha sido vertiginosa y, tras obtener un quinto puesto en el Test Event de Marsella del año pasado, logró la clasificación de país con el décimo primer puesto en el mundial de La Haya, es subcampeón del mundo Sub23, y medalla de bronce en la reciente Semana Olímpica Francesa, última regata internacional de la clase antes de los Juegos Olímpicos de Paris 2024. Este bronce le ha alzado hasta la segunda posición en el Ranking mundial. 

Con el actual iQFOiL, el windsurf olímpico se vuelve volador y se convierte en una clase prácticamente nueva por su navegación y cualidades de sus deportistas.

La incorporación del foil permite que las tablas levanten el vuelo incluso con poca intensidad de viento y que se puedan alcanzar altas velocidades en navegación. “Hay quien ha llegado a los 60 km/h (32,4 kts, aunque yo todavía no he llegado a tanto, he llegado a los 58 km/h (31,3 kts)”, comenta Nacho Baltasar.

Para Paris 2024, la organización provee todo el material de la clase que consta de, como nos cuenta Pilar Lamadrid, “cuatro sets completos de foil, cuatro mástiles y tres velas, además de la tabla y la botavara. De ello hemos elegido ya el material con el que competiremos en los Juegos Olímpicos, y un repuesto”. Para Nacho Baltasar, esto supone una gran ventaja: “vamos a competir todos con el mismo material y creo que es lo mejor para para nosotros, no nos tenemos que preocupar”.

Como en el Formula Kite, el peso manda en el iQFOiL y nuestros atletas han tenido que adaptarse no sólo a su navegación, sino también a las características antropométricas necesarias, ganar peso y fuerza. Nacho Baltasar ha pasado de los 68 kilos a los 92, un proceso progresivo para que la ganancia de peso no fuera de grasa. Dura rutina la de nuestros atletas que, a las horas de agua diaria pueden sumar hasta tres horas de gimnasio.