La segunda temporada turística desde que el Covid llegó a nuestras vidas acaba de concluir, y el sector náutico hace balance de un verano atípico y todavía marcado por la pandemia, aunque también por el espectacular avance en la vacunación. La Asociación de Empresas Náuticas de las Islas Baleares (AENIB), como patronal del sector en el archipiélago, pulsa la opinión al respecto de varios miembros de su junta directiva que desarrollan su actividad profesional en diferentes ámbitos de actividad de
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“Después del confinamiento y la crisis sanitaria, mucha gente, en Baleares y el resto del mundo, ha reordenado sus prioridades en la vida y ha salido con ganas de disfrutar y hacer cosas, sobre todo al aire libre” analiza Fernando Larunbe, cofundador del club de navegación Fanautic y presidente de la Asociación de Clubes de Navegación de España (ACNE). “La náutica nos ofrece todo lo que necesitamos en estos momentos: sensación de libertad, espacios abiertos, disfrutar con los nuestros del mar y la naturaleza sin aglomeraciones,...”, enumera.
Debido a lo anterior, “en el sector náutico, hemos estado todos prácticamente desbordados por el espectacular aumento de la demanda en la salida de la pandemia”, reconoce. “El repunte ha afectado a todas las ramas de la náutica. Ha habido rotura en la cadena de distribución de stock y listas de espera para comprar todo tipo de embarcaciones, desde veleros a pequeñas lanchas y grandes yates. Ello se debe a que nadie estaba preparado para el salvaje incremento de la demanda que se ha producido tras la crisis sanitaria, y que nos sitúa en niveles similares al boom que hubo en 2003-2004, antes de la gran crisis de 2008. Hay falta de suministros, porque, tras la crisis financiera, se habían bajado sustancialmente los niveles de producción en toda la cadena, y nadie preveía que el número de pedidos aumentara de repente tanto. No da tiempo a fabricar todos los suministros necesarios, y los grandes astilleros compiten por conseguir componentes para incrementar el ritmo de fabricación˝, asegura.
“La temporada no ha ido nada mal mal, pero ha sido difícil y agotadora”, reconoce Tina Campins, gerente de Nova Náutica y vicepresidenta de AENIB. “Teníamos unas perspectivas muy buenas después del año pasado, cuando tuvimos que cerrar durante varios meses, pero esta temporada no hemos podido atender a toda la demanda que hemos tenido, debido a la falta de stock y la incertidumbre en cuanto desconocer con precisión los plazos de entrega que podíamos ofrecer”, destaca. “Lo peor de todo es que va para largo, porque, según nos cuentan los proveedores, faltan semiconductores, las materias primas han incrementado un 200% su precio y se siguen arrastrando los problemas de logística y transporte tras la crisis sanitaria”, advierte.
Falta de amarres y clubes de navegación
En cuanto al tipo de embarcación más vendida, “las barcas de 5 o 6 metros, que pueden llevarse en remolque, siguen siendo las más demandadas, debido a la falta de amarres”.
“El problema más grande que tenemos en Baleares sigue siendo el de la falta de amarres”, coincide Larunbe. “Ha aumentado exponencialmente el número de personas que quieren navegar, pero los puertos siguen limitados a un número de amarres que permanece inalterable. Por eso, los clubes de navegación, tienen mucho futuro”, asegura. Este tipo de clubes, cuya implantación en España es muy reciente, ofrecen a sus usuarios la oportunidad de disfrutar de navegar durante todo el año sin los gastos y obligaciones derivados de tener un barco en propiedad. Los clubes ponen a disposición de los usuarios una flota de barcos que pueden utilizar a cambio de una suscripción periódica y sin tener que preocuparse del mantenimiento, el amarre, el seguro, etc. “Aunque el rango de edad más común entre nuestros usuarios se mantiene entre los 35 y los 65 años, cada vez tenemos más jóvenes interesados los clubes de navegación. El concepto del uso compartido va mucho con la mentalidad de las nuevas generaciones”, analiza.
Más barcos pequeños y de segunda mano
Volviendo a la venta de embarcaciones, Isabel Flores, administradora de Azul Yachts, valora que “ha sido una buena temporada con muchísima demanda, sobre todo en el mercado de segunda mano y en barcos pequeños, embarcaciones fuera borda de entre seis y nueve metros de eslora. Lo hemos vendido prácticamente todo”, explica. En cuanto al perfil del cliente, “hay gente que antes tenía una pequeña embarcación tipo dingui y que ha querido meterse un poco más de lleno en el mundo del mar y gente que se ha sacado la titulación náutica durante la pandemia, pero el grueso es el cliente que ya tenía una barquita y ha decidido renovarla y acceder a una embarcación más amplia”. Sea como sea, “ya se veía venir desde hace meses que la demanda de barcos pequeños iba in crescendo”.
Eso sí, “ha sido una temporada difícil, debido a la falta de stock en piezas, componentes, recambios, motores y, por ende, embarcaciones, debido a las complicaciones logísticas derivadas del Covid: fábricas que han pasado meses cerradas, etc. Debido a esto, se han alargado algo los plazos de entrega”, analiza.
Por otro lado, el sector ha sufrido “un considerable aumento de precios en derivado a su vez del repunte de materias primas como las fibras, resinas, el acero inoxidable y también piezas electrónicas necesarias para la fabricación de embarcaciones. Eso nos ha obligado a estrechar nuestros márgenes”, explica. Sea como sea, “ya en 2020, en plena pandemia, no tuvimos cancelaciones, y esta temporada ha sido buena”, celebra.
Ahora, “estamos centrados en los salones náuticos para preparar ya la temporada 2022. Acabamos de participar en el de Cannes y ahora vamos al de Barcelona. Parece que poco a poco va volviendo la normalidad, aunque todavía el sector, a escala internacional, no ha alcanzado velocidad de crucero”.
Formación náutica
En lo que toca a formación náutica ,“en realidad, el incremento fuerte en la demanda de titulaciones se produjo el año pasado, después del confinamiento”, explica Carlos Petisco, gerente de la Escuela del Mar. “Sin embargo, esta temporada el mercado se ha mantenido y se ha estabilizado, lo cual es muy buena señal”, apunta. “Cada vez vemos más mallorquines interesados en la náutica, debido a que es una forma de ocio muy agradable y segura en un momento en que aún no se ha acabado la pandemia”, indica. “Hemos notado que cada vez hay gente más joven iniciándose en la náutica: chavales desde 16 años que se sacan el titulín para poder alquilar una barquita con sus amigos,... Es muy bueno, porque muchos de esos chicos continuarán sacándose titulaciones superiores”, analiza.
Por otro lado, “también tenemos los cursos para titulaciones profesionales llenos y con lista de espera, porque muchas personas ven en la náutica un sector en auge con grandes oportunidades laborales”, apunta. “Mucha gente se está incorporando al mundo de la náutica, y las escuelas náuticas, como puerta de acceso a la navegación, lo estamos notando en primera línea”, resume.