El sector pesquero español, representado por la Confederación Española de Pesca (CEPESCA), ha acogido con frustración las decisiones adoptadas por el Consejo de Ministros de Pesca de la UE para el Mediterráneo, dentro del acuerdo de TAC y cuotas para 2025.
MANTENTE PUNTUALMENTE INFORMADO DE LO QUE HACEMOS Y RECIBE NUESTRO NEWSLETTER.Además de la reducción del 10% de las capturas de gamba roja, el Consejo ha decidido reducir un 79% los días de pesca en este mar, recorte que los pescadores podrán tratar de mitigar mediante la adopción de una serie de mecanismos “complejos” de compensación (cambios en artes de pesca, mallas, vedas espacio temporales y definitivas, entre otras).
El sector apunta que estos mecanismos son un sacrificio adicional a los ya realizados en los último cinco años y supondrán unos costes adicionales que “provocará que haya pescadores y buques que no puedan continuar con su actividad”, apunta Javier Garat, secretario general de Cepesca. Así, el sector apunta que en el último lustro los pescadores del Mediterráneo ya han reducido un 40% los días de actividad, han cambiado las mallas de las redes para ser más selectivos, se han creado vedas temporales y definitivas para proteger los juveniles y los reproductores de determinadas especies o se introdujeron las conocidas como puertas voladoras.
El acuerdo alcanzado en Bruselas contempla que los pescadores podrán utilizar mecanismos de compensación para poder sumar días de pesca a los ya recortados. Según el acuerdo, se han propuesto en total seis medidas que, según el sector, van a exigir un coste adicional que no todos los pescadores van a poder asumir, en especial las que hacen referencia al tipo de malla.
En concreto, Bruselas propone utilizar mallas cuadradas de 45 milímetros para la pesca costera y de 50 para la pesquería de profundidad. Si bien en este último caso puede ser efectiva para las capturas de gamba roja en muchas zonas de pesca, “en el caso de la costera, dirigida a peces demersales, se tiene constancia científica de que una malla cuadrada de 45 milímetros, en determinados caladeros, va a significar una reducción considerable de las capturas que podría afectar seriamente al rendimiento económico de los barcos y, por tanto, a la viabilidad de las empresas”, apunta Javier Garat.
Según apunta Garat, “el sector pesquero del Mediterráneo está al límite tras cinco años de esfuerzos y todo esto significa una vuelta de tuerca más. Lo que toca ahora, apunta Garat, es hacer cuentas en los puertos, en cada Comunidad Autónoma y en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y ver qué es posible cumplir para seguir con la actividad. Aun así, añade, hay que definir también qué tipo de ayudas se van a destinar para poder asumir estos costes, si se van a permitir que procedan del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y de Acuicultura (FEMPA) y, en su caso, en qué porcentaje, cuantía y cuándo”. En definitiva, concluye Garat, “creemos que en muchos casos pescar no va a ser rentable y, desgraciadamente, veremos cómo las decisiones adoptadas en Bruselas hunden a muchos pescadores”.