Finaliza un año meteórico para el “iqfoiler” del Club Nàutic Sa Ràpita (CNR), Nacho Baltasar. Un 2023 en el que ha pasado de ser un regatista de Sa Ràpita, a el olímpico Nacho Baltasar. Y es que, en tan solo unos meses el joven de 19 años, verá como uno de sus sueños se cumple y será el primer regatista del Club Nàutic Sa Ràpita en participar en unos Juegos Olímpicos, en los que IQFoil debutará como clase olímpica.
¡SIGUE NUESTROS PERFILES EN REDES SOCIALES Y DISFRUTA DEL MAR EN TU MÓVIL!El camino para llegar hasta aquí no ha sido nada fácil para el regatista. Baltasar empezó a cursar el año pasado el grado universitario de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, pero tuvo que tomar la difícil decisión de si seguir combinando estudios y deporte o centrarse únicamente en su carrera deportiva para así alcanzar su máximo potencial. “He dejado bastantes cosas de lado, pero obviamente no me arrepiento de nada y lo volvería a hacerlo mil veces, porque vale la pena” asegura.
Ha valido la pena, ya que el deportista mallorquín logró la plaza para España para los próximos Juegos Olímpicos de París tras firmar una brillante actuación en el Campeonato del Mundo de la clase IQFoil. “Es de las cosas más bonitas que me han pasado, porque competían los 100 mejores y era una batalla” confiesa Baltasar rememorando ese momento. En este Campeonato del Mundo se pusieron en juego los primeros billetes para los juegos de París, y consciente de esa presión, Nacho Baltasar se situó en las primeras posiciones desde la primera manga. “Luché muy duro para estar ahí y, una vez estás arriba, no te quieres bajar” reconoce Baltasar.
Poco después, la Real Federación Española de Vela (RFEV) lo escogió para representar a España en los Juegos Olímpicos de París 2024, en los que IQFoil debutará como clase olímpica. De esta manera, el windsurfista de Sa Ràpita será el primer regatista en la historia de su club, el Club Nàutic Sa Ràpita (CNR), en participar en unas Olimpiadas. “Voy a ser el primero, pero espero no ser el último” sentencia el “iqfoiler”
El día en el que le comunicaron la noticia, iba conduciendo y tuvo que pararse en una cuneta y prestar atención a la conversación. “No me lo creía. Hace dos años estaba compitiendo para ganar un Mundial Juvenil y ahora voy a ir a unos Juegos Olímpicos, es un paso de gigantes” reconoce Baltasar quien confiesa que a la primera persona que llamó para darle la noticia fue a su madre. “Mi madre no se lo creía, y mis amigos y compañeros lo vivieron desde el primer momento en primera persona. Es un sueño que ha venido de un día para otro, y me siento completamente apoyado por el club, mis amigos y mi familia. Todos ellos deben sentir el sueño olímpico como propio, porque forman parte del proyecto”, reflexiona.
Un proyecto que no tenía en mente Baltasar cuando empezó con 5 años dando sus primeros bordos en la clase Optimist. “Los Juegos Olímpicos no los tenía ni presente en mi día a día. Yo vengo del CN Sa Ràpita, de una familia pequeña, de un pueblecito que no hemos vivido nunca una experiencia así” reconoce el regatista, quien tras foguerase en el optimist consiguiendo un importante palmarés, decidió cambiar de disciplina y comenzar en Techno 293. “Era algo atrevido cambiarse de Optimist a Techno, porque es otro deporte distinto, es pasar de vela a windsurf y cuando empecé no había mucha flotilla”. De hecho, por aquel entonces, de Sa Ràpita, solo navegaban en Techno Baltasar, su hermano y un amigo. Pero tuvieron la suerte de contar con unos buenos entrenadores desde el principio, como son Jazmín López y Julián López, dos regatistas olímpicos. Poco después, Baltasar se pasó al IQFoil y comenzó a entrenar en el Centro de Tecnificación Deportiva Príncipes de España con otro de sus referentes, José Mayans. “Mi fuente de energía es la adrenalina, me hace tener más claridad, estar bien conmigo mismo y el foil me aporta una adrenalina increíble” reconoce el regatista quien confiesa que “cuando hice mi primer podio mundial en IQFoil, comenzó mi sueño olímpico”.
Y ese sueño se hará realidad el próximo mes de julio en las aguas de Marsella, sede de los JJOOde París 2024, aguas donde se disputarán las pruebas de las disciplinas náuticas. Hasta ese momento Baltasar tiene por delante diferentes competiciones internacionales, como el Campeonato del Mundo de IQFoil, que se está disputando desde este lunes 29 de enero hasta el 3 de febrero en Lanzarote, donde se mide con sus futuros contrincantes en los Juegos Olímpicos. Los mejores 24 “iqfoilers” del mundo se verán las caras en Marsella para pelear duro por los preciados metales, aunque en el agua parecen rivales, la realidad es otra muy diferente. “Es una flota muy pequeña, muy unida y nos llevamos muy bien todos ya que todos vamos a por lo mismo” reconoce Baltasar quien señala que “es muy importante no tener enemigos, porque si en los Juegos tienes una protesta y detrás tuyo tienes un amigo, siempre te va a ayudar más que uno con el que te llevas mal”. A pesar de tener a sus contrincantes controlados en la competición, todavía le queda una asignatura pendiente cuando participa en regatas internacionales y es el inglés. “Soy una persona a la que le cuestan muchísimo los idiomas y siempre he tenido cruzado el inglés” confiesa. Para conseguir superar este obstáculo, el regatista da clases dos veces por semana para mejorar su nivel y poder expresarse mejor con sus compañeros y con los periodistas internacionales.
Y es que Nacho tiene mucho filón internacional, ya que va a ser el deportista más joven de la flota de IQFoil que participará en los próximos Juegos Olímpicos. Un hecho, que no ve como una desventaja. “Voy a ser el más joven y el hambre que tengo yo, no lo tienen ellos. Además, cuando eres más joven piensas menos y actúas más” explica Baltasar quien confiesa que su peor enemigo es él mismo. “Segundos antes de que suene la bocina de salida hay una lucha constante en mi cabeza y es el miedo y la presión contra uno mismo. No es una batalla fácil, de hecho es la batalla más difícil, porque la cabeza es algo muy difícil de controlar” Para vencer este obstáculo Baltasar práctica en todas las competiciones en las que participa, concentrándose 100% en la regata. “Una cosa que me funciona mucho es tener muy claro lo que quiero hacer, los problemas que puedo tener, las posibles soluciones que puedo aportar antes. Y también tengo algunas técnicas psicológicas que voy trabajando” reconoce Baltasar.
A tan solo seis meses para su debut en los Juegos Olímpicos, el regatista de Sa Ràpita, tiene claro su objetivo: “Quiero la medalla. Cada vez estoy soñando más con la medalla. Cada minuto libre que tengo lo pienso, cada vez que estoy encima de la tabla pienso en tener una medalla colgada del cuello” confiesa Baltasar quien añade que “me encantaría terminar mis Juegos Olímpicos e, independientemente del resultado, poder vivir al 100% todo lo que queda. Poder ir a París, quedarme en la villa con los deportistas, ir a ver otros deportes y aprovechar al máximo la experiencia”.
Una experiencia que podrá vivir con su familia, que ya lo tiene todo preparado para su viaje a Francia. “Mi familia obviamente va a estar en los Juegos a pie de pista. Mis amigos están moviendo mar y tierra para venir a Marsella y transformar Francia en Mallorca, y ojalá puedan venir” confiesa Baltasar quien añade “Ellos también han formado parte de esto y voy a los juegos gracias en gran parte a todo ese equipo que tengo detrás: familia, amigos, club náutico, federaciones, equipo técnico, los entrenadores, psicólogos, técnicos, fisios… Este equipo lo está dando todo al 100% y se merecen una medalla igual que yo”.
Pero, además del gran apoyo con el que cuenta, Nacho ha llegado hasta aquí por méritos propios y propulsado por una inquebrantable pasión por el mar. "Me encanta vivir encima de una tabla, a bordo de un barco,... Mi vida gira en torno al mar", confiesa. Según su experiencia, “un deportista, a este nivel, tiene que entrenar muchísimo, pero también tiene que saber desconectar, porque de lo contrario, puede colapsar”. Eso sí, para Nacho, su pasión por el mar es tal que, para él, “desconectar” es “ir a navegar, hacer wingfoil o surfear”.