Baleares cuenta ya con muchas siglas y asociaciones, ¿mermará este hecho la capacidad de negociación con la administración pública?
¡SIGUE NUESTROS PERFILES EN REDES SOCIALES Y DISFRUTA DEL MAR EN TU MÓVIL!La publicación del reciente borrador del proyecto de decreto de modificación del Decreto 21/2017, de 5 de mayo, por el que se regula la actividad de alquiler de embarcaciones y barcos de recreo que permanece en periodo de información pública y abierto a alegaciones, así como el Reglamento de Ordenación de la Navegación Marítima que propone la autorización del uso de barcos privados para chárter y la prohibición del alquiler de embarcaciones sin licencia, ha traído consigo una inmediata consecuencia: una reacción en forma de asociacionismo náutico en Baleares, con el nacimiento de varias nuevas entidades que se erigen en representantes de los intereses del sector.
Todo ello a pesar de que ya existen desde hace años varias asociaciones, desde la patronal AENIB/ANEN hasta el BMC (Balearic Marine Cluster) en el ámbito generalista, pasando por entidades más enfocadas en ramas de actividad concretas, como la Asociación de Clubes Náuticos de Baleares (ACNB), la Asociación Española de Grandes Yates (AEGY), la Asociación Patronal de Empresarios de Actividades Marítimas de Baleares (APEAM), o, en representación de los usuarios, la Asociación de Navegantes ADN Mediterráneo entre muchas otras.
Entre las últimas incorporaciones en este sentido figura la Asociación Pymes de Actividades Náuticas de Islas Baleares (APANIB), que se presenta como «una patronal de ámbito nacional, nacida en Baleares pero que representa a pequeñas y medianas empresas del sector náutico en toda España» y que congrega a «más de 75 empresas».
La nueva asociación justifica su creación, a pesar de que ya existen otras entidades que defienden los intereses del sector, de esta manera: «aunque compartimos los puntos de vista de varias asociaciones, en relación con algunas de las problemáticas regulatorias actuales, tenemos una visión específica de cómo defender estas posiciones».
Un ejemplo de ello es el concurso público para la licitación de amarres y el uso de rampas en puertos gestionados por la administración, publicado en el BOIB Núm. 136 del 17 de octubre de 2024. «Este proceso de licitación no favorece los intereses que defendemos de las pequeñas y medianas empresas, pero tampoco los del interés general y sostenibilidad de las actividades náuticas baleares», indican.
En relación al alquiler de embarcaciones, «APANIB trabaja en la modificación del Decreto 21/2017 de Chárter, con el objetivo de eliminar las barreras anticompetitivas que esta normativa impone a las empresas del sector. La aplicación actual de esta legislación resulta inapropiada y restrictiva para la libre competencia, por lo que es fundamental una revisión exhaustiva que favorezca un entorno más justo para todas las empresas involucradas», valora.
Por otro lado, también se ha presentado recientemente la Asociacion de Empresas de Charter de las Islas Baleares (AECIB), con el objetivo de «dar voz a las empresas profesionales del sector de chárter náutico, combatir activamente el intrusismo y contribuir a la mejora del sector náutico». Según su análisis, «el incremento del intrusismo, la falta de profesionalidad y la masificación de embarcaciones de chárter han generado incertidumbre sobre el futuro del sector. Esta involución, palpable desde hace más de 10 años y agravada en el periodo post-COVID, nos obliga a actuar directamente. Sin soluciones, los profesionales se enfrentan a dos opciones: abandonar el sector, después de años de pasión y esfuerzo, o recurrir a prácticas no éticas para competir en igualdad de condiciones» ante «el desamparo de los profesionales frente a las administraciones y autoridades, incapaces de abordar eficazmente los problemas del sector».
Lo cierto y verdad es que en Baleares se está trabajando la náutica sin una organización clara y se echa en falta el trabajo conjunto y efectivo de la masa del tejido empresarial y profesional de los distintos sectores implicados. Ante tal aluvión de siglas y asociaciones la pregunta es obligatoria, ¿no se está mermando la capacidad de interlocución con las administraciones? ¿No se desvirtúa el mensaje ante tanta casuística que atender? Es cierto que en nuestras islas gozamos, por ahora, de una cuota de mercado alta, pero o se empieza a trabajar en conjunto agrupando intereses o las competencias que podemos negociar en bloque pasarán a ser imposiciones si perdemos la capacidad de interlocución.